Tenía 31 años en aquel momento, aún tenía dientes creo, y
mis hijos estaban creciendo, estaba casado y trabajando.
El 23 de marzo de ese año el mataban en un atentado al Vicepresidente
de la República del Paraguay Dr. Argaña, fue todo muy rápido y por sobre todo
muy triste lo que sucedió a partir de ese momento. En cuestión de horas todas
las radios y canales del mundo difundían la noticia de lo acontecido en esta
tierra y que más tarde empañaría con más sangre y más luto a este sufrido
pueblo, seguramente maldecido por algún dios hijo de puta del universo.
Con el correr de las horas un grupo de seguidores del
asesinado vicepresidente se reunía frente al nosocomio primeramente y luego
frente al congreso a pedir justicia y encontrar a los culpables de tan
lamentable hecho, era fácil de encontrarlos estaban en el poder. El principal
autor moral e intelectual estaba en libertad un tal Lino Oviedo, hijo de mil
putas si los habrá sobre este planeta, comparado solamente con el mismo cáncer
recóndito y estupefacto aún no descubierto quizas, pero, que lo tuvo este país
y lo dio de comer, estudiar y lucrar a costillas de cada uno de nosotros.
Así fue que entonces la gente empezó a llegar a las plazas y
a pedir el juicio político del presidente en aquel momento Raúl Cubas Grau, una
marioneta con plata que no servía nada más que para correr Rallys en el Chaco.
En la noche del 23 de marzo empezaría entonces esa amenaza
que hiciera en algún momento de su vida Lino Oviedo: CORRERAN RIOS DE SANGRE.
Así empezaron las primeras escaramuzas en la plaza, policías garroteando a su
pueblo, radios del oviedismo instando a sus seguidores a matar si es posible
periodista, Raúl Melameh pobre payaso de lo indecible era uno de los
proponentes de aquella miserabilidad contra la gente.
Llegó entonces el día de los francotiradores encubiertos por
la misma policía, algunos civiles fanáticos de la tiranía tiraban a mansalva
hacia la gente, fueron filmados inclusive y la noche se tiño de rojo sangre por
el piso, por los árboles, por las paredes, por las camisas, por las banderas, por
la vida.
Pero las peores manchas quedan aun en mi corazón y me siento
mal cada vez que lo recuerdo, porqué no hice nada más para merecer el respeto
de los que cayeron en esa fatídica noche, en nombre de la libertad y de la
democracia de nuestro pueblo. Solo me atrevo a escribir esto para que no nos olvidemos
que debemos exigir justicia sobre estos lamentables hechos impulsados por la
sed de poder, por la corrupción, por todo.
Está demás decir que le tarado murió como merecía morir;
DESAPARECIENDO EN EL AIRE.
Mis respetos y saludos a todos los familiares de estos
héroes:
José Miguel Zarza Caballero. Tenía 25 años de edad. Estudiaba el tercer año de Ciencias
Contables en la Universidad Católica.
Armando Daniel Espinoza
Cardozo. Tenía 36 años. Analista de sistemas y máster en
Informática
Manfred Stark González. Tenía 28 años.Fue presidente del Centro de Estudiantes de
la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Católica.
Víctor Hugo Molas Gini. Tenía 37 años. Militante del Partido Liberal. Trabajaba
como un emprendedor microempresario.
Henry David Díaz Bernal. Tenía 20 años. Estudiante de Informática, trabajaba como
auxiliar de un estudio de Ingeniería y era miembro del Centro Familiar de
Adoración Cristiana.
Cristóbal Espínola Cardozo. Tenía 35 años. Campesino, oriundo de un asentamiento
rural en la zona de J. Eulogio Estigarribia, Caaguazú. Llegó a la
capital, acompañando la marcha campesina.
Tomás Rojas. Tenía 29 años. Oriundo de Concepción. Fue herido en la
cabeza por una bala disparada por francotiradores. Falleció el 9 de abril en el
Hospital de IPS.
Arnaldo Paredes, un joven que también fue víctima, falleció un año después
en un hospital de Brasil, como consecuencia de las heridas recibidas en la
plaza, que agravaron su estado de salud. "¡A pesar de todo valió la
pena!", exclamó con la V de la victoria al volver de una larga internación
en São Paulo, abrazado a su bandera.
Pd: No teniamos Facebook y menos Twitter, la gente
salió a las calles sin ninguna condición más que la de defender la libertad y
la democracia.
Hasta luego.