miércoles, 11 de mayo de 2011

Un telo de mala muerte

Era una media mañana de finales del mes de agosto,y lo típico de este mes es el “sogue”* generalizado de todos, en fín, con 60 mil guaraníes en uno de mis bolsillos y un quinientos en moneda en el otro, puse en marcha la operación “vemos lo que pasa” en la querida ciudad de Areguá, llegamos a las frescas playas, ya que estaba nublado y unas finas gotas caian a cada rato del cielo, en fín, todo presagiaba lo que ya te imaginas.

Acostados sobre el cesped, los besos y las toqueteadas aumentaban la temperatura corporal, y cada tanto el miedo que sentian Adan y Eva en el edén invadían nuestras mentes, por si algún dios en esas playas nos expulsara del paraíso.

Antes de llegar, me había fijado en cada detalle de la ciudad, cada calle, cada yuyal, cada baldío, cada bar o lo que sea para llevar a cabo ese placer que todos queremos pero que sin mucho dinero no podemos realizar, en fín pille un lugar, a metros de la entrada a la playa, casualmente se llamaba:
Almacén Paraiso, comedor, hostal y ventas de yuyos.

Luego, ya que en la playa no se podía hacer “eso”, decidimos ir al Almacén Paraiso, nos sentamos a comer algo, yo no lo hice, porque tenía que calcular el monto exacto para todo, incluia el pasaje de vuelta a casa. Ella saboreó una hamburguesa normal y corriente y entre los dos una coca personal.

Luego pedí la cuenta, y le digo al chico que nos atendió, en voz baja porque había otros comensales en la guarida esa; ¿ehhhh, che maestro, por las dudas, tenés alguna habitación para pasar un par de horas, aquí con mi chica?, el pendejo se rie y me contesta; Claro, no hay problema, 20 mil una hora y media, te gusta?, mantube la compostura y le dije seriamente; Claro, si, ¿cómo hago? El tipo me saca una llave de la época de las cavernas, era un arma letal, 30 centímetros de largo y tenía un abridor de paso, bueno lo tome y fuimos a la pieza, que tenía el 69 de número y seguro que allí habían nacido muchos amores y familias, en fin, trate de introducir la súper llave y la puerta estaba abierta, entramos y al cerrar la puerta intente llavearla, cosa que no pude, después de pensar un rato me dí cuenta que servía para trancarla a través de unos pasadores, mientras realizaba esto, ella estaba en la cama, esperándome, me saque los calzados y pise en el piso, bah!! que piso, era agua, jajajaajaja... una humedad de padre y señor nuestro que mojaba todo, sin darle mucha importancia, me tire a la cama, y para susto de los dos, se cae la parrilla y se rompen un par de patas de la cama, ¡Carajo! La mina se asustó y me dijo, esperá que paso al baño, entra y un ruidazo me hace saltar de la cama rota y entro al baño y veo a la mina totalmente mojada y puteando y encima de ella la cisterna, ¡La puta! No sabía si reirme o llorar por la escena, ella ya no quería nada más que salir del lugar a como de lugar, no pude convencerla pese a varios intentos que realice, bueno, nos vestimos, en realidad nos pusimos nuestros calzados, ya que ni eso pudimos hacer, salimos del lugar, le pague los 20 mil al estimado y ese día juré que nunca más, pero nunca más volvería a ese telo de mala muerte.

Y no pudimos.... ya saben luego.

*sin dinero o poco dinero

2 comentarios:

  1. JAJAJAJAJAJAJAJA

    que grande Pete! Ya esta el bar, ahora el telo... que será lo siguiente?

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