Recuerdo aquel día en una esquina, tu voz casi de mamá (que
en realidad lo eras, más tarde me daría cuenta) me preguntaste ¿sos el hijo de
Feliza? – si, te contesté, firme y sin dudas.
Luego paso el tiempo, como cada día; días de maldad, días de
verdad, días estúpidos, días buenos, días malos, pero al final miraba tu
sonrisa (por qué siempre estaba allí, con tus hijos, que son mis amigos)
Recuerdo; hacías de tripas corazón, tu papá veterano de la
guerra, y tu siempre firme, tu siempre sin dolor. Lo recuerdo.
Recuerdo; que nunca faltaba un plato de comida en tu mesa
(me imagino que Don Raúl se enojaba, pero vos estabas feliz, y eso no se paga)
Recuerdo; que un par de veces dormí en tu casa, con tus
hijos, me desperté y fui el primero en recibir el desayuno, no lo olvido, por
eso hoy te escribo.
Recuerdo; tu voz, siempre impulsando lo mejor, siempre
deseando lo que tenías pero 4 mil veces mejor.
Recuerdo también; esos momentos malos, de esos que nadie se
quiere acordar, de esos dónde vos fuiste fuerte, terrible y hasta irritable por
hacer el bien, de esos momento me RECUERDO YO.
Recuerdo; un día en especial, fue mi cumpleaños, y vos
cocinaste el mejor tallarin del mundo habido y por existir! Y eramos de Cerro,
Somos de Cerro. No lo olvido.
Recuerdo tantas cosas, recuerdo muy bien, que fuiste una
MUJER de esas que no se olvidan así nomás, por eso te escribo. Por eso te
recuerdo ahora.
Está demás decir que este mundo no es lo mejor del mundo,
pero, no esta mal decir que sin vos esta peor. Siempre te recuerdo, una MAMA de
la gran setecientos!
Eso quería decir y que todos conoscan una parte de vos, lo
peor es que no ví, ni sentí nada malo de parte tuya.
Recuerdo SEÑORA Reina.
Pete.