sábado, 16 de junio de 2012

Feliz día del padre, Fernando.

La verdad no me duele hablar sobre esto, al contrario me alegra tanto el corazón que mi cardiólogo me dice “tanta alegría te puede hacer bien, seguí nomás alegrándote mi hijo”.

¿Qué se puede pedir más para festejar este día del padre? El gran Fernando nos regalo un domingo de aquellos en un viernes, en un par de horas, en un solo día y conste que viaja mucho, o sea lo vino pensando seguramente allá por Cuba o Venezuela este regalito para todos, el mejor día del padre del planeta tierra y alrededores.

Hay que agradecerle a este bendito señor este día, y será recordado en la historia por unir a todas las familias paraguayas en un solo de requinto, en un solo cantar, en un solo abrazo, en un solo festejo y alegría por doquier en cada pedazo de tierra ocupada o no de este país. Yo no sé que decir de tanta alegría, se nota en la gente por las calles, y en los colegios, bares, supermercados, cines, plazas y canchitas de todo el país, se siente en los canales de tv, se oye en las radios, se lee en los diarios y revistas. La envidia mundial es terrible, seguramente se preguntarán ¿Cómo hace este Fernando para hacer tan feliz a su país? ¿Qué receta política y humana lo hace tan envidiable?

Jajajaja, que feliz estoy igual que todos los paraguayos por este feliz e inolvidable día, grabado y recordado hasta en el próximo bicentenario si es que el calendario Maya nos permiten llegar. Que pucha, feliz estoy, tan feliz que me puse a llorar, tantos hijos te recordaran, tantas madres, tantos padres, tías, tíos, primos, hermanos, hermanas que será imposible quitarte esa cruz que dejaste en cada corazón de este país.

Una sola cosa Fernando, este regalo lo recibimos todos y manchada de sangre, yo que vos hubiera renunciado, pero como sé que te faltan pantalones te regalo esta pollera.

Feliz día el Padre, Fernando. Que lo disfrutes.

Hasta siempre.