Antes allá por 1984, cuándo la
tecnología estaba seguramente haciendo el amor con el futuro sin
consentimiento de los padres y menos de la iglesia, comunicarse era
más difícil, claro, te enseñaban a escribir, te inculcaban a
sumar, te mostraban cómo puta leer un libro.
Recuerdo que mi padre se quejaba de; la larga lista de útiles y un libro de enseñanza “semillita”
costaba más que la de un libro de algún famoso escritor.
Recuerdo además, que conquistar a una
mujer o a un tipo, dependía de una mirada, de una sonrisa, o de
algún gesto y luego venía la cartita de amor, esa cartita que
contenía el más puro sentimiento en letras y frases, bien escritas
y legibles por sobre todo.
Recuerdo que el tener un teléfono de línea baja era
un status altísimo como el Señor Dios, tal es así que nunca lo
veíamos, pero existía (?), los números de teléfonos se anotaban
en la piel misma de la palma de la mano, cual libro de vida era
meticulosamente cuidada hasta llegar a la casa y que no se borre por
nada del mundo, era el tesoro, que ya estaba en tu cabeza, pero para
tocar tierra debías verlo siempre y si es posible en tus manos.
Recuerdo que existían las famosas
“cabinas” telefónicas de Antelco* eran llamativas en su diseño,
un tubo largo que al metro y algo tenía un cubículo, rodeado de
vidrios, arriba una tapa de color blanco con las siglas del ente, en
el centro estaba “Dios” el teléfono. Los primerizos en realizar
llamadas debían ir acompañados con gente de experiencia para
realizar los llamados, a pesar que en un costado del aparato había
una guía de como hacerlo, en fin, el miedo a llamar era terrible.
Recuerdo que tiempo después llegaron
las primeras computadoras al país, específicamente las MACs, una
cosita de base cuadrada, alta y una pantallita en blanco y negro, al
encenderla hacía un lindo arpegio raro de otro mundo, los ojos
saltaban, las orejas se abrían, la boca que se yo, era una novela
nueva sin canal de televisión, los más experimentados del trabajo
decían; “Estas máquinas vienen a suplantarnos”
Recuerdo que fue así, llegaron las
computadoras para crear toda una revolución en todo, bancos,
financieras, entes estatales, escuelas, empresas de diversos ramos,
canales de televisión y radio, etc la empezaron a usar.
Recuerdo que llegaron los bippers, y
tenerlos era una cosa de reyes; estabas cenando en algún lugar con los amigos y
sonaba el pajero aparato y alguien, con gran señorío lo sacaba y
lo revisaba, (todos los miraban) y al rato se despedía diciendo: “muy rica la cena, pero
tengo que irme, surgió una onda” sin nada más que decir se
retiraba y el resto se quedaba inmóvil cual rulo de estatua.
Recuerdo también, que tiempo después
llegaron unos aparatos enormes, parecían radios, pero en realidad
eran las cabinas de teléfonos reducidas, eran los celulares –
carajo suspiraba – mi ex jefe que era un tembó** triple forro
solía sobrar frente a nosotros hablando por su mierda, envidia en
fin, pero era un tembó el tipo.
Recuerdo que llegó internet, ahí
sique nos fuimos a la puta luego; “che viste en internet”,
“enserio, internet es algo groso” “yo ví una película porno /
dónde? / en internet.../ chauuuuuu locoooo” Y era cierto, era de
fácil acceso si tenías una línea baja de teléfono, un navegador y
lo difícil al principio era encontrar una página, si mal no
recuerdo tenías que escribir: hache te te pe, barra barra y el
nombre de algo, un kilombo carajo, pero entrabas. Y en la oficina era
porno a full, alguna que otra foto para ver y lo infaltable: EL CHAT,
puta si habremos chateado carajo. Desde el sitio yagua.com,
elquincho.net, ICQ, messenger, eré ereá empezaron las citas a
ciegas con más cuernos en la historia de los super clásicos, un
verdadero gang bang internauta.
Recuerdo también que los celulares
revolucionaron todo y eso que nunca tuve un celular hasta el 2002, en
el cuál mi ex mujer me dijo que no estaba a tono con la tecnología,
- tenía razón me dije- fue entonces que habiendo cobrado mi sueldo
empece a recorrer la tradicional calle Palma en busca de uno, las
vidrieras marcaban mi hoja de ruta, hasta que al fin encontré uno,
lo compré y le hice un llamado a mi ex, ella reconoció mi voz y me
dijo; “por fin te compraste un celular, vení ya que queremos ver
tu lelu” bueno, marche para casa y todos estaban esperándome...
bahhh... esperando al celular, así que lo saque y era un Startac
número no se cuanto, la de última generación, de la cara de
alegría de mi ex, a la cara de asombro y envidia y con estas
palabras; “claro pues, vos te comprás un súper celular y yo aquí
con esta mierda”, no sabía si reír o llorar, así que le dije;
“te lo regalo, yo solamente quería saber lo que se siente tenerlo,
pero si es así, prefiero escribir una carta o llamar desde una línea
baja”
Luego ya vinieron los
whatsapp, los like, facebook, orkut, google, twitter, y no se cuántas
cosas más ni se en que orden de llegada, solo para estar más comunicados que nunca, pero en
realidad esa comunicación no comunica, nos aísla mucho más, porqué no sabemos utilizarla, y yo creo aún en los
valores que me gustan, en las tradiciones que se comparten, en los
porfolios artesanales, en los lápices, en los libros, en la gente.
En fin disfruten de su tecnología, que
yo sabré disfrutar de mi punta.
Hasta Siempre.
*Administración
Nacional de Telecomunicaciones (Antelco)
**Pija